Cómo fomentar la independencia de tu hijo en casa.

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Confía en las capacidades de tu niño o niña. Es imprescindible creer en las habilidades de los pequeños. Los adultos tememos darles un cuchillo para untar mermelada o cortar fruta a los niños o sentimos preocupación por que haga caer un vaso de vidrio o se ensucie al comer.

Es importante permitir que los niños manipulen lo que está a su alcance y aprendan de las consecuencias naturales de cada acción. El hecho de que derrame agua o rompa un vaso no es motivo de castigo o razón para enojarse, al contrario, es un momento educativo donde le puedes enseñar a usar una toalla para secar el área o barrer; permitirle que se responsabilice y acomode su desorden.

Al confiar en sus aptitudes y ofrecerle experiencias acordes a su edad, alimentas su autoestima y superan actividades que parecen retos. ¡Con práctica, pueden dominar todo de maravilla!

 Otórgale libertad para potenciar su independencia. Los niños pueden tener libertad dentro de algunos límites. Por ejemplo, al momento de elegir vestimenta puedes darle tres opciones: la blusa roja, amarilla o verde. Además de despertar su ánimo para vestirse, le ofreces autonomía. El límite se encuentra en que no lo dejas salir a la calle sin blusa.

Sin embargo, en vez de hacer todo por nuestros hijos, les enseñamos a hacer las cosas por sí solos.

Vestir. Entre los 3-5 años se pueden realizar actividades sencillas como practicar a amarrar los cordones en un zapato suelto, abrochar una camisa o bajar y subir el cierre de una chaqueta para ayudar a desarrollar sus destrezas motoras finas, además de enseñarle hábitos que le ayudaran en la rutina cotidiana.

Servirse. Cuando tu hijo tenga sed, permítele que se sirva solo y que limpie cualquier desorden que haga, claro antes muéstrale cómo sostener una jarra, como colocar el líquido, dónde puede conseguir vasos, toallas, jabón, etc…

Cuidar del entorno. Vivir en familia es como formar parte de una comunidad, por ende, es necesario aportar en el cuidado y mantenimiento del entorno. ¿Qué rol juega tu hijo? Puedes encargarle que le de alimento a la mascota por la tarde, que riegue las plantas por la mañana o que ayude a recolectar la basura.

 Adapta el hogar a tu pequeño. Es necesario visualizar la casa desde su nivel de altura para hacer todo más accesible. Para crear este ambiente preparado, no necesites un espacio específico, al contrario, puedes acomodar áreas ya establecidas en tu casa que le permitan realizar a tu hijo sus rutinas.

  • Guarda su ropa en anaqueles, cajones o canastas cerca al piso para que tu niño pueda localizar y alcanzar todo. Usa armadores para colgar la ropa.
  • Utiliza taburetes tanto en la cocina como en el baño para que pueda lavarse las manos, ayudar con la preparación de las comidas y alcanzar otras herramientas.
  • Coloca los juguetes, juegos y materiales en estantes bajos dentro de canastas o bandejas y agrúpalos según su función o tema.
  • Utiliza una mesa o escritorio pequeño para que tu hijo pueda trabajar en actividades que requieran concentración y estabilidad.

 Inclúyelo en las actividades diarias. Actividades como poner la mesa, cortar fruta, cocinar, doblar ropa, barrer, regar las plantas, limpiar y alimentar a las mascotas, entre otras, forman parte del precepto de vida práctica.

Provee experiencias que promuevan la estimulación sensorial. Salgan de excursión, cultiven plantas, observen la metamorfosis de una mariposa! En casa, exploren diferentes sonidos, texturas, colores, pesos y formas.

“no hay descripción ni imagen en libro alguno que sea capaz de reemplazar la visión de árboles reales y toda la vida que gira a su alrededor, en un bosque verdadero.

 Favorece la motivación interna, y no te apoyes en las recompensas.

Montessori no les brinda a los niños recompensas extrínsecas por su comportamiento o esfuerzo, puedes usar elogios verbales, con moderación, que destaquen su esfuerzo.

Tu niño aprenderá a disfrutar del proceso y sentirse orgulloso de aprender algo nuevo, completar una tarea o realizar alguna actividad sin ayuda. Al final, esto le brinda a tu hijo la seguridad en sí mismo, deseos de aprender y la necesidad de hacer las cosas para mantener su entorno ordenado y bonito porque quiere, no porque se lo impongas.

 Guía y trata con amor, respeto y paciencia. El lenguaje verbal, corporal y emocional son vitales para modelar la Gracia y Cortesía, un pilar de la metodología Montessori. Es necesario ser paciente, respetuoso y crear un ambiente armonioso si deseamos que nuestros hijos sean amables y también traten a su entorno y a nosotros con respeto.

La belleza de la filosofía Montessori es que sus ideas multidimensionales son accesibles y puedes empezar a aplicarlas de inmediato para que el potencial de tus pequeños sea liberado y su autonomía empiece a brillar.